5/29/2006

Ya Basta!

Una vez un joven gobierno que no era tan joven porque en verdad ya era viejo, invito a su hogar a un viejo pueblo, que en verdad no era tan viejo porque se dedicaba a reinventarse de nuevo, a que pasara por la casa que entre ambos habían alguna vez levantado, con gran derroche de sangre, de lagrimas, de esfuerzos, de tiempo de encontrarse y alejarse, de separarse, de traicionarse, de volver de a poco a confiar el uno en el otro.
El gobierno era joven, pero en verdad era viejo y se había disfrazado como si ese gobierno fuera un camaleón, pero que el gobierno no resultaba un camaleón, porque los camaleones no le hacen daño a los pueblos y este gobierno si; la invitación del gobierno era, entonces, a participar al pueblo en esa fiesta por sí las dudas, para no quedar mal. Ya que el gobierno ese, en verdad solo quería presentes a sus amigos poderosos, que no querían al pueblo porque no era poderoso, y no podía comprar nada, entonces al poderoso no le servia ese invitado al cual no le podía sacar nada mas, de lo que ya tenia.
Pero resulto entonces, que ese pueblo que se estaba reinventando, se cansó de no acordarse del pasado, y por eso fue que recordó lo que ese gobierno decía: que era joven, cuando en realidad no era mas que un gobierno viejo, que ya desde hace mucho tiempo, cuando no se llamaba gobierno, sino dictadura, los invitaba en verdad para dejarlos de lado, y después, castigarlos.
Entonces ese pueblo que es joven y viejo al mismo tiempo, se canso de esperar que le abriesen la puerta; y ahí nomás que decidió tirarla abajo, ya que la puerta y la casa también le pertenecían, al igual que la voz que mandaba esa casa. Pero resultaba que el viejo gobierno que decía ser nuevo, junto con los poderosos que son de siempre, no querían que esa voz tuviera, ni poder ni espacio en esa casa que en verdad saben que le pertenece al pueblo, pero ni modo: ellos, el gobierno y los poderosos, se la habían adueñado a base de mentiras, engaños y asesinatos.
Así, entonces, decidieron como debía vivir el pueblo, sin preguntarle al pueblo, y medio que les dio un poco de miedo al viejo gobierno que dice ser nuevo y a los poderosos de siempre, porque el pueblo bramó de bronca, tiró la puerta abajo al grito de dignidad y justicia, y los fue a buscar para echarlos a patadas.
Cuando el pueblo quiso entrar a su casa, la puerta estaba cerrada. Vaya uno a saber por qué. Si la legislatura es la casa del pueblo, y allí decidimos todos como debe ser el gobierno.
Pero claro, ellos solo quieren que el pueblo entre a esa casa, de vez en cuando y en un cuarto oscuro, no sea cosa que con luz y libertad, el pueblo en verdad no los quiera elegir a ellos. De esta manera, en cambio, de vez en cuando y por medio de un cuarto oscuro, medio que el pueblo no ve lo que esta haciendo, y así ellos aprovechan y se quedan de nuevo, con el gobierno, la casa, y la voz del pueblo.
Habrá entonces que participar, no solo cuando el gobierno quiere que entremos a ese cuarto oscuros como vacas. Sino que habrá que gritar, patalear, y hasta tirar patadas, para que nos dejen entrar, para que nos empiecen a escuchar. Para empezar a mandar, para decir ¡Ya Basta!.